He decidido aceptar la responsabilidad de tener 6 años nuevamente.
Quiero ir a un Mcdonald´s y pensar que es un restaurante de 5 tenedores.
Quiero pensar en que los dulces y los amigos son mejores que el dinero.
Quiero abrazar a mis padres todos los días y pensar que son para siempre.
Quiero regresar a los tiempos donde la vida era simple.
Cuando todo lo que sabía eran colores, tablas de sumar y cuentos de hadas,
Y eso no me molestaba; porque no sabía que no sabía, y no me preocupaba
por no saber.
Cuando pensaba que lo peor que me podía pasar en la vida era que alguien
me quitara la pelota o me eligiera el último para ser compañero de equipo.
Quiero volver a mis 6 años para pensar que el mundo es justo.
Que todo y todas las personas son honestas y buenas.
Que no hay envidias.
Quiero pensar que todo es posible.
Pero en algún lugar de mi juventud, maduré y aprendí demasiado.
Aprendí como la gente no sabe querer ni amar, cómo nos destruimos entre
nosotros, cómo la envidia nos rodea y nos hace desear el mal.
Maduré, me contaminé, y aprendí sobre mentiras, sufrimientos,
enfermedades, guerras, dolor y muerte. Aprendí cómo el dinero maneja
nuestras vidas.
¡Cómo ya no importa el sentir, sino el conseguir, y cada vez más!
Pero yo renuncio. Quiero volver a vivir de forma simple nuevamente.
No quiero que mis días sean de jornadas interminables de trabajo, de
materialismo, de noticias deprimentes, de envidias, de chismes, de
enfermedades y de pérdida de seres queridos.
Quiero creer en el poder de la sonrisa , del abrazo, del apretón de manos,
de la palabra dulce, de la verdad, de la paz, del súper héroe del cómic,
y de la imaginación.
Admiro la dulce locura de los niños y detesto la mentira de la cordura de
los adultos.
Quiero volver a mis 6 años.
Quiero dejar vivir más a ese niño que todos llevamos dentro, para valorar
lo bueno y lo sencillo que nos rodea, y que los adultos hemos dejado de
apreciar.
Volví atrás. "Des-maduré" cuando me percaté de que no podría cambiar el mundo, cuando a los diecisiete años no fui capaz de soportar la realidad que me rodeaba.
He intentado ser más niña, recuperar esos valores.
Pero en una semana cumpliré diecinueve, y me he dado cuenta de que todo sigue igual.
Que no puedo cambiar mi vida con la de mi infancia. Que no se puede vivir mirando hacia atrás.
Pero, ¿Qué quería la gente que hiciera?
Si tras diecisiete años portándome como debe ser, veo que sea como sea me tratarán igual cuando crezca. Si no vale nada comportarse y callarse las cosas. Más que para perder el tiempo...
Creo que en mis dos años de des-madurez he aprendido más del mundo y de mi misma que en diecisiete.
Ya no espero nada de la gente, como de la vida. Y a la vez me espero de todo.
No me gusta mostrar mi tristeza y por ellos sigo sonriendo cada vez que cruzo el umbral de mi casa..
Siempre he decepcionado a la gente. En estos dos años al menos ha sido por cosas que he provocado.
Y no por no llegar a un límite de superación...
Pido perdón a todas las personas a las que he hecho daño, pero, eran ellas o yo misma.
Viviendo en la mentira de que la vida es maravillosa engañaba más que nunca.
Y lo decía y lo predicaba pero, en realidad estaba vacía, por que crecí quince años sin "nada".
A esa edad, quince o dieciséis... conocí el mundo, conocí a dos personas que me enseñaron mi "todo" en aquel entonces.
Y siento haberlas hecho daño pero, ya no podía seguir teniendo esa faceta de niña buena.
Creía que lo peor en la vida era la muerte o la desadaptación.
Creía que lo peor en la vida era el rechazo o la soledad.
Creía que lo peor en la vida fue la madrugada en la que caí en brazos de una escoria engañosa.
Pero ahora sé que lo peor que me ha pasado en la vida es no haber sido capaz de corresponder a una persona por pensar en ese "yo misma" y en ese miedo con el que entonces vivía.
Ahora no tengo miedo a la vida, en parte me aterroriza pero, sé que igualmente lo haga o no van a seguir dándome palos, los merezca o no.
Por que esta es la vida, maravillosa y miserable, no te va a ofrecer más de lo que tú das.