El viento sonroja las mejillas con rabia...
Hasta que las mejillas son cortadas fríamente.
Y la faz de la persona se vuelve ausente de compasión alguna.
Utilizarás las manos para protegerte después de un ataque inicialmente indefenso.
Ríete, no lo veré. Lo verás tú recordando tus carcajadas.
Ojalá estuviera yo allí aún ¿Verdad?
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